Análisis / 25 de septiembre de 2015 / Tiempo de lectura: 2 min.

El desarme de las FARC: claves y propuestas para un proceso viable, exitoso y transparente

Tomar las precauciones debidas en el manejo de arsenales, en la entrega de las armas y promover su rastreo puede ser determinante para el mantenimiento de la seguridad luego del conflicto. Si se falla en quitarle las armas a los combatientes o en mantenerlas completamente seguras luego de la entrega, la consecución de la paz corre un altísimo riesgo. Análisis de la FIP y el Instituto Igarapé

Desmovilización de las AUC en San Roque. 2005.
Desmovilización de las AUC en San Roque. 2005. © Semana

La firma del acuerdo sobre justicia entre el gobierno nacional y las FARC es un hecho histórico que parte el proceso de La Habana en dos. No sólo se ha llegado a un acuerdo sobre el punto más controversial y difícil de negociar, sino que por primera vez se pondrá en marcha un modelo de justicia transicional en el marco del Estatuto de Roma y resultante de un proceso de negociación política.Este acuerdo, que permitirá que los responsables de los principales delitos con ocasión del conflicto armado sean juzgados y que se garantice los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia, la reparación y las medidas de no repetición, también contempla y marca un horizonte para el inicio del proceso de dejación de las armas de las FARC que, según lo acordado, se dará durante los 60 días siguientes a la firma de la paz, es decir, hacia mayo de 2016.

La manera como se lleve a cabo esta dejación de las armas es un punto fundamental para la estabilidad de la paz a largo plazo y es por eso que debe ser un proceso ágil, efectivo y transparente, fundado en procedimientos (principalmente técnicos) para lograr la entrega total de los arsenales y así evitar su recirculación.

La manera como se lleve a cabo esta dejación de las armas es un punto fundamental para la estabilidad de la paz a largo plazo

Este documento, elaborado por investigadores de la Fundación Ideas para la Paz y el Instituto Igarapé (Brasil) presenta el recorrido que ha tenido la discusión sobre el desarme hasta el anuncio hecho este miércoles y a partir de la revisión de la historia de procesos de entrega de armas en el país, así como de más de veinte experiencias internacionales, propone una serie de reflexiones clave para que sea un proceso viable.

Bajo esta perspectiva, un acuerdo integral de dejación de las armas debería contener, como mínimo, un proceso concertado, planificado y ejecutado de manera ordenada siguiendo protocolos claros. En otras palabras, debe ser un proceso consensuado, legal, transparente, con reglas de juego claras y explícitas, con mecanismos de rendición de cuentas, monitoreado y verificado por una tercera parte neutral. Además, debe ser un proceso amplio, integral y secuencial que incluya labores de recolección en zonas especiales de concentración de tropas, registro exhaustivo con inspección, identificación y sistematización de información útil para análisis de rastreo, y con destrucción total e inmediata de los arsenales.

 

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