El 2025 apenas comienza y la atención ya está puesta en la frontera con Venezuela por la crisis humanitaria en el Catatumbo, desatada por los enfrentamientos entre grupos armados. No es una sorpresa. Durante todo 2024, la FIP advirtió sobre el acelerado deterioro de la seguridad en varias regiones del país, mientras la incertidumbre sobre la implementación de la política de Paz Total del gobierno de Gustavo Petro continúa creciendo.
En la FIP seguimos comprometidos con analizar estos retos y hacer recomendaciones de política, con independencia, sobre todo en un contexto marcado por el crimen organizado. Nuestro mensaje es claro: no podemos seguir viendo la paz y la seguridad como opuestos. Es urgente construir una estrategia integral que ayude a recuperar la seguridad y avanzar en la estabilidad en las regiones más críticas. De igual forma, continuamos monitoreando la situación de los cultivos ilícitos y analizando los desafíos de la implementación del Acuerdo de Paz, por resaltar algunos temas.
Quiero destacar que, a pesar de estas coyunturas, en la FIP seguimos trabajando para que el sector empresarial sea un aliado clave en la construcción de paz y el desarrollo. Por eso, en 2024 continuamos promoviendo iniciativas como Obras por Impuestos, que ha sido efectiva para llevar inversión a las regiones más vulnerables. Asimismo, seguimos impulsando el compromiso de ese sector con las agendas de conducta empresarial responsable. A través de espacios de diálogo con actores clave y de iniciativas como Guías Colombia, promovimos la colaboración en temas como la transición energética.
Me enorgullece compartir que nuestros esfuerzos continúan siendo valorados por los líderes de opinión y tomadores de decisión. En 2024, nuevamente fuimos reconocidos como una de las diez organizaciones de la sociedad civil más destacadas en Colombia, según el Panel de Opinión de Cifras & Conceptos. Este reconocimiento reafirma la confianza en nuestro trabajo y el impacto de las iniciativas que lideramos.
Sin duda, los cambios en las agendas de cooperación y un contexto político global cada vez más complejo plantean nuevos desafíos para el ecosistema y la financiación de la paz en Colombia. Por ello, además de nuestros esfuerzos por incidir en las agendas de paz, seguridad y desarrollo, en 2024 nos empeñamos en fortalecer nuestras capacidades institucionales para adaptarnos a las nuevas realidades.
Este enfoque no solo nos ha permitido enfrentar los desafíos organizacionales, sino también definir una hoja de ruta que asegure nuestro rol como centro de pensamiento y acción. Asimismo, reforzamos la resiliencia financiera, creando una base sólida para impulsar iniciativas alineadas con la visión estratégica de la organización a largo plazo.
Los invito a conocer los aportes en 2024.