A lo largo de los años hemos ido perfeccionando una fórmula de trabajo que llamamos “las tres C”: COMPRENDER, CREAR Y CONECTAR. Esta nos ha llevado a migrar del concepto clásico de centro de pensamiento a uno que, además, actúa. Por eso, en la FIP se retroalimentan el conocimiento y la acción.
Creemos que la paz es un proceso que se construye todos los días, por lo que resulta necesario estar conectados con la acción.
Una forma distinta de pensar la paz
No hay un héroe que nos salva, ni una estrategia perfectamente diseñada que atienda todos los desafíos o un puñado de líderes que direccionan la paz o la imponen. La ‘paz posible’ es un conjunto heterogéneo de planes, programas, proyectos y acciones que se proponen responder a problemas específicos, con la participación de los directamente afectados. En la FIP entendemos que hay múltiples maneras para lograr que las cosas mejoren.
COMPRENDER significa abrir bien los ojos, ir más allá de los datos (sin restarles importancia) para entender las dinámicas y los actores de las zonas más afectadas por el conflicto armado. También analizar las políticas públicas y su impacto, así como traer conocimiento de otros países, que tienen mucho que enseñarnos. Generamos conocimiento amplio y ajustado a las realidades de Colombia.
CREAR significa pensar en soluciones innovadoras para problemas estructurales como la violencia. Desarrollamos herramientas, metodologías y fortalecemos capacidades. Estamos convencidos de que las instituciones no son las que hacen los cambios y las transformaciones, sino las personas que conforman esas instituciones. Por eso, siempre partimos de reconocer las capacidades que hay en los territorios para luego fortalecerlas.
CONECTAR personas, agendas e iniciativas significa escuchar con curiosidad, buscando siempre oportunidades para la acción. Hemos aprendido que la clave está en escuchar a todos los actores no solo una única vez, sino de manera constante. Toda idea debe ser tenida en cuenta. Por eso, así como oímos a los ministerios, hacemos lo mismo con las organizaciones sociales, los alcaldes, los empresarios, los líderes y las comunidades.
Creemos que las personas son agentes de cambio y que la educación es una herramienta potente para construir culturas de paz. Por eso, insistimos en la importancia de fortalecer capacidades para aportar a la transformación territorial.
Buscamos amplificar el impacto de nuestro trabajo posicionando ideas en el debate público, influenciando a tomadores de decisiones, haciendo recomendaciones de política pública y prácticas empresariales, y propiciando espacios de articulación.
Nuestros colaboradores son nuestro mayor activo. Por eso, contamos con una estructura operativa, administrativa y financiera sólida que apoya su trabajo y las iniciativas que desarrollan. Para lograrlo, implementamos procesos eficientes, confiables y transparentes.