Análisis / 28 de agosto de 2024 / Tiempo de lectura: 4 min.

Inclusión laboral de mujeres migrantes: retos, buenas prácticas y recomendaciones para el sector privado

El sector empresarial debe adoptar una visión que integre el enfoque de género en todas sus acciones y políticas relacionadas con migrantes y refugiados. Esto permitirá una comprensión más completa de las necesidades a las que se enfrenta esta población.

En Colombia, las mujeres representan el 52% del total de migrantes venezolanos.
En Colombia, las mujeres representan el 52% del total de migrantes venezolanos. © Colprensa
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  • Flor Gómez R.
    Flor Gómez R. Investigadora Junior

El país debe prepararse para la recepción de más población migrante, ya que la migración continúa y continuará, agudizada por la crisis política que se vive en Venezuela tras las elecciones presidenciales.

Uno de los elementos prioritarios a tener en cuenta es la integración laboral de esta población, fundamental si se quieren aumentar los impactos positivos en términos de generación de ingresos e impacto fiscal de esta población.

A pesar de que existen recomendaciones y experiencias para incorporar a las personas migrantes y refugiadas al mercado laboral, persisten desafíos significativos, especialmente en lo que respecta a las mujeres: hay vacíos en políticas y prácticas que aborden sus necesidades específicas. En Colombia, las mujeres representan el 52% del total de migrantes venezolanos.  

Estos vacíos incluyen la falta de medidas diferenciadas que consideren las cargas de cuidado y responsabilidades familiares, así como la tendencia a contratarlas en labores para las cuales están sobrecalificadas. Además, enfrentan desigualdades salariales en comparación con hombres venezolanos y mujeres colombianas, discriminación por la maternidad, riesgos de trata y explotación sexual, y la estigmatización derivada de la hipersexualización. 

Para la FIP, la integración sostenible y exitosa de la población migrante —y la misma construcción de paz— se debe abordar desde un enfoque de corresponsabilidad que convoque a diversos sectores, como el público, el privado, la cooperación internacional y el sector social, reconociendo sus propias capacidades y contextos.

En el marco del proyecto Mi Empresa, Tu Casa, la FIP de la mano con ACNUR, realizó un análisis sobre la situación de inclusión laboral de las mujeres migrantes y refugiadas en Colombia. Este análisis buscó identificar los retos que enfrentan, destacar buenas prácticas y ofrecer recomendaciones concretas para que el sector privado pueda incorporar acciones afirmativas y diferenciadas para la contratación y estabilidad laboral de mujeres migrantes.

Los retos

  1. Estereotipos y ambiente laboral. Los prejuicios y sesgos sobre las mujeres migrantes relacionados con su hipersexualización y su dedicación al trabajo sexual, así como la relación con el desempeño exclusivo de tareas y roles de cuidado, complejiza su incorporación al mercado laboral.  

  2. Tareas de cuidado sin redes de apoyo. Las tareas de cuidado no remunerado que deben asumir las mujeres son una de las principales barreras para su contratación. Si bien, es algo que se da tanto para las mujeres migrantes como para las colombianas, la diferencia reside en la ausencia de redes de apoyo de las mujeres migrantes al radicarse en un país nuevo, lo cual implica que, en muchos casos, deban renunciar o ausentarse constantemente de sus labores. 

  3. Informalidad. El 70% de las mujeres migrantes trabaja informalmente y el 37% se enfrenta al desempleo de larga duración debido a la urgencia de conseguir recursos para el sustento diario, no contar con la documentación requerida y la discriminación en el sector formal. 

Las recomendaciones

  1. Alianzas entre actores para implementar medidas específicas de género. Aprovechando las alianzas y estrategias que ya existen para el trabajo con población migrante, sugerimos promover la articulación en torno a las necesidades específicas de las mujeres con el fin de aumentar los niveles de confianza y promover la acción colectiva entre las comunidades, las autoridades locales, el sector empresarial, la cooperación internacional, la academia, las migrantes y retornadas.  

  2. El cuidado en el centro de las medidas empresariales. Existe una oferta de jardines infantiles o centros del ICBF, de las Secretarías de Educación o Integración Social, lugares para el cuidado de adultos mayores, lavanderías o comedores comunitarios, redes de apoyo, organizaciones de vecinos o vecinas y espacios de cuidado comunitario. Se requiere un impulso que permita integrar a las mujeres migrantes en estos esquemas y, para ello, es fundamental el esfuerzo colectivo de actores involucrados y la flexibilización laboral.  

  3. Deconstrucción de estereotipos sobre género y migración. Recomendamos diseñar estrategias innovadoras y constantes, que apunten al comportamiento de las personas y que cambien también el contexto organizacional. Estas medidas empezarán la transformación de los sesgos y estereotipos que están tan arraigados, abriendo espacios de conversación en torno a temas, emociones y sentimientos que se generan.  

 

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