Una de las motivaciones que llevó al movimiento guerrillero más antiguo de América Latina a dejar las armas, fue la posibilidad de entrar a la arena política como una vía para profundizar la democracia y transformar el conflicto en un escenario de debate. Por eso, crear un partido político y acceder a cargos de elección popular se convirtieron en la piedra angular de este proceso.
Sin embargo, a ocho años de que se materializara este compromiso, los resultados muestran un panorama poco alentador. El más reciente informe de la FIP, destaca que los resultados electorales del partido Comunes evidencian la dificultad de consolidar un respaldo ciudadano sólido en las urnas. “De hecho, la cantidad de votos va disminuyendo”, afirma Miguel Suárez, director de Construcción de Paz de la FIP.
Lo que dicen las cifras
Desde el año 2018, el partido Comunes ha participado en dos elecciones legislativas (2018 y 2022) y dos regionales (2019 y 2023). Según los análisis de la FIP, en las elecciones legislativas de 2022, Comunes obtuvo un 38,5% menos de votos en comparación con 2018. Este patrón también se refleja en los comicios regionales de 2023, donde perdió el 85,72% del total de votos que había alcanzado en 2019, si se observan únicamente los candidatos con listas propias. No obstante, cabe destacar que, en esas elecciones, Comunes participó en la coalición de gobierno, Pacto Histórico, lo que le permitió ampliar su influencia en el mercado electoral.
La disminución de votos también se percibe a nivel geográfico. En 2019, Comunes presentó candidatos en 24 departamentos, incluyendo Bogotá, donde obtuvo su mayor votación: 38.497 sufragios, el 39,92% del total. Antioquia y Santander siguieron con 16.361 (16,96%) y 9.520 votos (9,87%), respectivamente. Sin embargo, en 2023 su presencia se redujo a 15 departamentos, con una marcada disminución en Bogotá, donde solo postularon un candidato al Concejo, lo que refleja un retroceso en su consolidación electoral en la capital.
Aprendiendo del camino
Comunes, a pesar de no contar con un amplio caudal de votos propios, ha encontrado en las coaliciones una vía para aumentar su influencia política. Un caso para destacar ocurrió en 2023, cuando su participación en alianza con el Pacto Histórico resultó en la elección de Armel Caracas Viveros como alcalde de Cumaribo, en el Vichada.
“Este triunfo no solo refleja la efectividad de las alianzas estratégicas, sino también la relevancia del trabajo de base”, dice el informe de la FIP. Caracas, quien había competido en las elecciones de 2019 sin éxito, obteniendo el cuarto lugar entre cinco candidatos, continuó su labor social en las comunidades a pesar de la estigmatización y la derrota. Este esfuerzo sostenido permitió fortalecer su conexión con la ciudadanía, lo que en 2023 se tradujo en el respaldo necesario para alcanzar la alcaldía.
Comunes enfrenta desafíos que comparte con otros partidos (como la financiación), pero debe superar obstáculos particulares. Por ejemplo, las bajas garantías de seguridad para los firmantes de paz dificultan el desarrollo de actividades políticas, particularmente en los territorios bajo control de grupos armados ilegales, quienes además generan presión para que se unan nuevamente a estas estructuras.
El hecho de que muchos de sus integrantes sean excombatientes –una bandera del partido– también genera estigmatización, a lo que se suma la percepción de que carecen de la experiencia necesaria para ocupar cargos de poder, restándoles confianza y credibilidad frente al electorado. Esto se agudiza en regiones donde el discurso político está marcado por temas de seguridad y conflicto.
La estigmatización además se profundiza en la opinión pública nacional, porque no logran desvincularse de su historial de combatientes, algo que los antiguos líderes de las FARC atribuyen a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), a la que acusan de permitir investigaciones que, a su juicio, exceden el propósito inicial del tribunal. Es cierto que estos líderes han renunciado a la presunción de inocencia y reconocido su responsabilidad en múltiples hechos, aun así, quedan interrogantes sobre los delitos que no han aceptado, como el de esclavitud.
Para la FIP, la JEP es ante todo una oportunidad para Comunes, ya que no solo busca condenar responsables, sino también lograr la no repetición y contribuir a la reconstrucción del tejido social. “No es fácil, pero Comunes tiene la posibilidad de aprovechar esta ventana única que ningún otro partido nacido de un proceso de paz en Colombia ha tenido", subraya Suárez.
Todo lo anterior conlleva a riesgos, no solamente en términos de la seguridad física de los excombatientes y la de sus familias, sino también frente al goce de derechos económicos, sociales, culturales, ambientales como colectividad política.
Las mujeres excombatientes enfrentan barreras adicionales, ya que se les juzga por abandonar el rol tradicional de cuidadoras para involucrarse en el conflicto armado, a lo que se suma la discriminación por su género. "Hay múltiples dimensiones de prejuicio que dificultan su participación política en igualdad de condiciones", dice la FIP, destacando que estas barreras persisten pese a los esfuerzos del partido por construir nuevos liderazgos.
Una mirada hacia el futuro
A pesar de las dificultades y de la propuesta –que Comunes rechazó– de fusionarse con el Pacto Histórico en un solo partido político, sus representantes no piensan disolverse, pero tampoco cierran la puerta a la coalición con otros sectores que compartan sus principios.
La FIP destaca a las Juntas Administradoras Locales (JAL) como un espacio de cara al futuro: "Aunque las JAL no han sido el espacio más visible para Comunes, allí han tenido más acogida que en los concejos municipales o alcaldías", asegura Suárez. Según los datos, en las elecciones de 2023, Comunes obtuvo el 6,07% de los votos a nivel nacional para JAL, una cifra notablemente superior al 1,48% de votos para concejos municipales, a pesar de presentar más candidatos para estos últimos.
"Las JAL funcionan como una especie de ‘escuela’ política para formar nuevos liderazgos, especialmente de jóvenes y mujeres, dos sectores que pueden tener mayor participación a nivel local", dice el informe de la FIP. De hecho, las elecciones de 2019 y 2023 revelaron una participación más equitativa entre géneros en las JAL, con un promedio de 47% femenina y 53% masculina. Esto refuerza la idea de que las JAL no solo son un espacio de representación política, sino también un medio para formar futuros líderes.
Hay que reconocer que la participación política de los firmantes del Acuerdo de Paz no se limita únicamente al ámbito electoral. Suárez subraya que, aunque la búsqueda de votos es importante, la participación se extiende a otras formas como la comunitaria. "Esta tiene un valor crucial en la construcción de relaciones de confianza, lo cual es clave para la reconciliación y la reconstrucción del tejido social. De ahí que las actividades comunitarias puedan impactar de manera directa el desempeño electoral a largo plazo", concluye.
Así las cosas, contribuir a la construcción de paz desde el ámbito social y comunitario, podría convertirse en una de las claves para el futuro político de Comunes.