FIP Opina / 26 de abril de 2022 / Tiempo de lectura: 8 min.

La seguridad ciudadana en las campañas por la presidencia

Un análisis comparativo de las propuestas de los candidatos muestra puntos de acuerdo o desacuerdo, vaguedades y precisiones, novedades y omisiones sobre los varios temas que afectan la seguridad ciudadana.

Esta columna se publicó el 24 de abril de 2022 en razonpublica.com Leer columna original
  • Autore/as
  • María Acosta V.
    María Acosta V. Investigadora gobernanza y género
  • Jerónimo Castillo
    Jerónimo Castillo FIP Alumni

Prioridad paradójica

Según las encuestas realizadas por la Fundación Ideas para la Paz (FIP), la seguridad ocupa el séptimo lugar entre los elementos que definen la calidad de vida de la ciudadanía, la cual considera que la salud, la educación y el empleo son más importantes.

Este hallazgo es sorpresivo ya que la seguridad ocupa gran parte de los discursos mediáticos y políticos, y ha guiado, en buena medida, parte de las acciones del Estado. Pero aunque está debajo de otros elementos, la seguridad no deja de ser una preocupación de la ciudadanía.

Colombia enfrenta actualmente un aumento en la tasa de homicidios y este Gobierno no abordó este hecho de manera responsable. Tal vez los candidatos tengan algo que decir al respecto, aunque esos comentarios no hayan aparecido en los debates públicos ni en sus propuestas.

Por esa razón analizamos los planes de gobierno de Federico Gutiérrez, Gustavo Petro, Rodolfo Hernández y Sergio Fajardo. El objetivo es saber cómo planean mejorar la seguridad ciudadana. Los planes del Movimiento de Salvación Nacional e Ingrid Betancourt no estaban disponibles virtualmente y por eso se omiten en este análisis.

Los enfoques

Analistas y medios han reiterado que existe una tensión entre los candidatos que proponen grandes cambios y aquellos que insisten en el continuismo. Pero, en realidad, todos los planes consideran la idea de cambio (o al menos de cambio moderado).

  1. Gustavo Petro aspira a un cambio radical del establecimiento, pero su propuesta no implica realmente una ruptura. Se concentra en un proceso de democratización y evoca la Constitución de 1991 para promover el tránsito hacia una sociedad donde la prioridad sea la vida. Aquí el cambio sería menos agresivo de lo que hace pensar el miedo del electorado antipetrista.

  2. Federico Gutiérrez considera que se ha perdido el orden que, según él, es necesario para aumentar las oportunidades sociales y económicas. Por eso, propone cambios más pronunciados de los que tienden a creer los analistas.

  3. Las propuestas de Rodolfo Hernández se enmarcan en la idea de un nuevo pacto social orientado por el trabajo, el esfuerzo y el desarrollo del Estado social de derecho.

  4. Sergio Fajardo considera que el cambio es necesario, pero debe hacerse lentamente para conectar las distintas partes de la sociedad colombiana.

Reforma de las fuerzas armadas

La reforma de la Policía es un elemento central de las propuestas de seguridad. Petro, Fajardo y Hernández coinciden en este sentido. Por su parte, Federico Gutiérrez es partidario de fortalecer la organización actual, una idea que no detalla mucho. Las cuatro propuestas consideran necesario mejorar o mantener las condiciones laborales de los funcionarios de la Policía.

Fajardo y Petro hablan también de reubicar la Policía: el primero en un nuevo Ministerio de la Seguridad Ciudadana y el segundo en el Ministerio del Interior o el de Justicia.

La discusión sobre el ESMAD es un punto importante, pero no apunta a los problemas de fondo. Fajardo y Hernández proponen aumentar el pie de fuerza, una fórmula tradicional e imposible, pero el exalcalde de Bucaramanga habla también de procesos de depuración.

Por otra parte, las propuestas sobre transformación de las fuerzas militares son aún más tímidas. Incluso Petro, quien podría ser más agresivo, propone desmilitarizar la sociedad (pero no es claro cómo lo haría), así como eliminar el servicio militar, el fuero penal y avanzar en el modelo de la meritocracia.

Federico Gutiérrez propone mantener los privilegios como agradecimiento a la Fuerza Pública, y Hernández y Fajardo medidas para reforzar la institución.

El balance: ningún candidato señala un camino prometedor; por el contrario, se limitan a recoger las discusiones de los últimos tres años. Podría decirse que las propuestas de seguridad están entrampadas en reformas moderadas o insustanciales, como las de la Policía y el Ejército.

Las propuestas muestran una visión limitada del sistema de seguridad que desconoce la necesidad de tener una visión sistémica para reformar las institucionales.

Las campañas deberían profundizar sobre las asimetrías financieras, humanas y tecnológicas que existen entre las distintas autoridades y organismos de control que componen el sistema. Los candidatos consideran que el problema del abuso de autoridad se reduce a la reforma de estas dos instituciones, y olvidan que otras entidades incurren en lo mismo. Según encuestas de la FIP, el 25% de la población víctima de abuso en los municipios estudiados responsabiliza a otros funcionarios distintos a la Fuerza Pública.

Lucha contra la corrupción

La lucha contra la corrupción es uno de los pilares de todas las propuestas. La corrupción parece explicar todos los problemas del país, incluida la inseguridad.

Para solucionar este problema, Petro propone más mecanismos de vigilancia; Fajardo plantea tratar el problema como si fuera crimen organizado y movilizar a las instituciones y a la sociedad en su contra; Federico Gutiérrez se concentra en la transformación de las instituciones; y Hernández organizó toda su propuesta en torno a la lucha contra la corrupción.

La diferencia fundamental entre las propuestas es cómo entienden la relación entre lo público y lo privado. Esto definirá buena parte de las estrategias, aunque todos comparten el deseo de detenerla.

La obsesión de todos los candidatos por transformar las instituciones es llamativa y transmite una terrible sensación de inseguridad frente al Estado. Eso no puede dejarse de lado.

El país parece estar atrapado en esa lógica de seguridad que pretende proteger las instituciones y no a la sociedad, desconociendo el vínculo entre ambas. Esa distancia entre la sociedad y el Estado no promete nada bueno en términos de políticas de seguridad y sería seguir con lo mismo.

Sistema carcelario y penitenciario

Todas las propuestas incluyen reformas al sistema penitenciario y carcelario.

Las de Petro son las más arriesgadas: evolucionar hacia la justicia restaurativa, donde la reparación a los daños y una humanización de la pena juegan papeles importantes. Así podría entenderse la extraña y complicada idea del “perdón social”, esgrimida en los últimos días.

Por otro lado, Fajardo apuesta por la resocialización e incluye al pospenado en sus visiones, mientras que Rodolfo Hernández propone su idea de una “ciudad resocializadora” donde puede leerse una intención de integración laboral y social de quienes han cometido delitos.

Por su parte, Federico Gutiérrez habla de la expansión del sistema penitenciario en conjunto con el sector privado y de mecanismos de reintegración en el ámbito laboral.

Difícilmente podrá superarse el estado de cosas inconstitucional del sistema penitenciario colombiano con las propuestas mencionadas. Las cárceles seguirán siendo un lugar donde enviar a los delincuentes, un lugar más conectado con la idea de reducir las posibilidades de cometer delitos que con la idea de la prevención. De nuevo una solución de fortalecimiento institucional.

Violencias basadas en género

Los candidatos no mencionan los delitos que afectan a la ciudadanía: para ellos la seguridad es algo abstracto. Federico Gutiérrez plantea enfrentar el fenómeno de los hurtos que tanto afecta la vida urbana, y todos hablan del fenómeno de las drogas desde diferentes perspectivas.

Pero el silencio frente a los delitos es una constante, con excepción de las violencias basadas en género. Con todo, aquí tampoco se ahonda en el problema; conviene recordar que la violencia contra las mujeres y las poblaciones diversas se basa en distintos delitos, con causas y forma de manifestarse distintas.

El enfoque diferencial tiene un papel protagónico en todas las propuestas. Petro propone erradicar estas violencias a través de medidas judiciales y un sistema de alertas tempranas. Fajardo desarrolla sus estrategias sobre el reconocimiento de la violencia pública y la privada contra las mujeres. Ambos proponen crear un nuevo Ministerio (Inclusión y Mujer, respectivamente) con estrategias de orden cultural y que incluyan un sistema del cuidado.

Por otro lado, Hernández y Gutiérrez se concentran en la violencia intrafamiliar, omitiendo las diferentes manifestaciones de la violencia contra los grupos vulnerables, especialmente las mujeres y la población LGBTIQ.

Los candidatos tienen miedo… como todos

Según encuestas de la FIP, la frecuencia del miedo en la población es alta y este se convierte en un mecanismo de gobernanza. Como suele suceder, esta campaña está condicionada por el miedo y las propuestas sobre la seguridad lo reflejan.

Para mejorar de veras la seguridad de los colombianos se necesitan fórmulas concretas, y esto, a su vez, implicaría estrategias sistémicas y liderazgos eficaces en muchos niveles, así como una apertura a la investigación y a la imaginación.

Pero las propuestas de los candidatos parecen inspirarse en un sistema de seguridad que se protege a sí mismo. No hay estrategias novedosas y preocupa que las pocas que se exponen giren en torno a la protección del sistema y no de los ciudadanos, algo que se refleja en las leyes.

Las propuestas tienen aspectos interesantes, pero no son claros los caminos ni las vías de financiación para lograrlos. Aunque este asunto es importante, las propuestas de seguridad de los candidatos no parecen ser las que definan el voto de los ciudadanos y su seguridad en el futuro. Por eso hay tanto silencio al respecto.

 

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