El Darién es una zona selvática compartida por Colombia y Panamá que representa la conexión terrestre entre América Central y América del Sur. Del lado colombiano se compone de los municipios de Acandí, Unguía, Riosucio y Juradó, en el Chocó; del lado panameño, de la provincia del Darién y la comarca Emberá Wounaan.
Las imágenes de miles de migrantes atravesando el Darién para llegar a Estados Unidos circulan masivamente por las redes sociales y los medios de comunicación. Son grandes y múltiples grupos de personas que, en busca de mejores oportunidades de vida, atraviesan esta zona fronteriza, poniendo en riesgo su vida por cuenta de las condiciones geográficas.
Según las autoridades panameñas, la cifra de migrantes que cruzaron esta región entre enero y septiembre del 2022 asciende a 151.000 personas. Eso significa que, sin haber terminado el año, la cifra ya aumentó un 13% con respecto al 2021, con 133.000 migrantes.
Al mismo tiempo, el Darién y Urabá antioqueño son las principales zonas de control a nivel nacional del Clan del Golfo, autodenominado “Autodefensas Gaitanistas de Colombia”. Allí se formó este grupo hace casi 15 años.
Este informe explora la relación entre migración y criminalidad organizada en dicha frontera con el objetivo de desmitificar dos fenómenos de los que poco se sabe en Colombia.
El primero es el Clan del Golfo, el grupo armado ilegal hegemónico en la región, cuya capacidad regulatoria y de control territorial se mantiene a pesar de haber sido objeto de una de las operaciones de inteligencia e investigación judicial más robustas de la historia reciente del país.
El Clan del Golfo explota su control territorial sobre la región relacionándose de tres maneras con el tráfico de migrantes:
La tributación forzada por todas las actividades relacionadas con este fenómeno
La contención de la violencia y abusos contra los migrantes del lado colombiano de la frontera
La restricción del uso de rutas marítimas y terrestres
Estas acciones tienen que ver con su intento de diversificar sus ingresos económicos, alejar la atención de las autoridades y mantener el control territorial.
El segundo fenómeno es el tráfico de migrantes en el Darién colombiano, una de las economías ilícitas más complejas y con un grado importante de inserción social en los territorios fronterizos, ante el cual las acciones de los Estados y las organizaciones internacionales siguen siendo insuficientes. A pesar de la estigmatización y del grave problema humanitario que representa este fenómeno para la región, la migración irregular ha sido fundamental para la reactivación económica de los municipios del Urabá y el Darién.
Allí encontramos los cambios que experimentó el fenómeno migratorio en 2022 y las rutas que estaban activas en agosto. La configuración del paso por el Darién es el resultado de la forma en que la comunidad se ha organizado para beneficiarse del paso migratorio y mitigar sus riesgos, la regulación impuesta por el Clan del Golfo y los cambiantes flujos migratorios globales.
El tráfico de migrantes en esta región sigue el patrón reciente de análisis encontrado en otras partes del mundo. Se trata de una red local colombiana, especializada en la prestación de servicios logísticos de transporte marítimo y terrestre, limitada a la geografía de esta región.
La forma en la que se ha organizado el tráfico no se asemeja a la subestructura de una red nacional centralizada que controla el tráfico de migrantes a lo largo del país o de la región, ni es tampoco un servicio enteramente prestado por el Clan del Golfo. Es, más bien, una economía local compuesta por un grupo independiente de facilitadores de origen comunitario que ha luchado en contra de la criminalización de sus actividades. Este fenómeno es un eslabón más en una cadena de actores que prestan servicios similares de manera fragmentada en todo el recorrido hacia Estados Unidos.
La migración en esta región no es un fenómeno nuevo, pero ha cobrado relevancia en los dos últimos años. Esto ha generado innumerables artículos periodísticos que narran la situación de los migrantes y las travesías por el Darién, pero es poco lo que se ha escrito sobre el fenómeno del tráfico de migrantes, las transformaciones migratorias y el papel del crimen organizado.
Este análisis es el primer resultado de una alianza en la que la FIP está trabajando con la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado (GI-TOC) para dinamizar la agenda de crimen organizado en el país.