Colombia, al ser el único paso terrestre entre Suramérica y Centroamérica, cumple un papel clave en las rutas migratorias hacia Estados Unidos, Canadá y, en algunos casos, hacia países como México y Costa Rica.
De muchas maneras, la migración en Colombia se mueve al vaivén de coyunturas nacionales, regionales e internacionales y es el sitio de convergencia de migraciones provenientes de todo el mundo.
Su ubicación geográfica, los factores que empujan a migrar desde varios países suramericanos y otras partes del mundo, así como las cambiantes políticas migratorias del continente, ubican a Colombia en el centro de una dinámica compleja que este año ha dado un giro importante.
El cierre definitivo de la frontera de Estados Unidos con México a finales de enero, las deportaciones masivas y el endurecimiento de la política migratoria de Panamá desincentivaron el tránsito hacia el norte, transformando por completo lo que ocurre en el Darién, frontera entre Colombia y Panamá.
El Darién representa un capítulo esencial en la migración que pasa por Colombia, pero las fronteras de Ecuador y Venezuela, y el paso por San Andrés también explican nuestro protagonismo regional
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Allí, el tráfico de migrantes dejó de ser rentable y el flujo migratorio cambió de dirección. Entre enero y abril de 2025, solo 2.904 personas cruzaron la selva del Darién, una caída del 98% frente al mismo periodo de 2024, según cifras de Migración Panamá.
Estas condiciones, que convierten a Colombia en una especie de embudo regional, también han sido aprovechadas por distintas organizaciones criminales, con capacidades y formas de operar muy variadas. Una de las más conocidas es el Clan del Golfo, que controla el tráfico de migrantes en la zona del Darién. Pero el panorama criminal es mucho más diverso. Grupos como el Tren de Aragua también han hecho de esta economía ilegal una fuente clave de ingresos, especialmente en otras dos fronteras: la de Colombia con Venezuela y la de Colombia con Ecuador.
Así funciona el tráfico de migrantes en Colombia

Cinco datos claves
Colombia concentra rutas migratorias de distintas partes del mundo. Por un lado, acoge el paso de sudamericanos —o personas asentadas en la región— que, ante dificultades económicas y de seguridad, emprenden un viaje por tierra hacia el norte. Por otro, recibe migrantes de otros continentes que, al no poder ingresar legalmente a Norte o Centroamérica, entran por países como Ecuador o Brasil y atraviesan Colombia.
Existen múltiples rutas para entrar a Colombia y seguir hacia el norte. Las fronteras con Venezuela y Ecuador son las principales. Aunque muchos ingresan por pasos legales, estas zonas están llenas de cruces irregulares que permiten el ingreso sin registro. En cambio, las rutas de salida hacia Centroamérica son mucho más limitadas. La más transitada es el Darién, utilizada sobre todo por quienes no cuentan con dinero ni documentos para continuar su viaje. También existen rutas menos frecuentes, como la que pasa por el archipiélago de San Andrés y Providencia, conocida como una opción “VIP”, aunque en la práctica también implica riesgos.
Aunque el flujo de migrantes por el Darién viene en caída, fronteras como la de Ecuador, concentran la mayoría de los registros de migración en tránsito irregular. Este año aumentaron las detecciones en un 47,2%
Colombia es un país que también expulsa. Los puntos de salida de Colombia no son usados solo por migrantes en tránsito. El país también es un expulsor de población, principalmente por razones económicas y, en menor medida, por la inseguridad. A este fenómeno se suman ciudadanos colombianos que deciden migrar, así como venezolanos que, tras haberse asentado en Colombia, ahora buscan nuevas oportunidades en otros países.
A nivel nacional, el tráfico de migrantes es un negocio criminal diverso y sin un solo dueño. Es operado por una variedad de redes y grupos especializados. Algunos, como el Clan del Golfo o el Tren de Aragua, aprovechan su control territorial para regular partes del negocio. Otros se enfocan en tareas específicas, como falsificar documentos, corromper funcionarios o encargarse del transporte terrestre y marítimo. El escenario cambia según la región, y en muchos casos participan actores más relevantes que los grupos armados, con capacidad para ofrecer múltiples servicios y conectar con redes de tráfico en Ecuador y Venezuela.
En Colombia, el tráfico de migrantes no es un fenómeno reciente. El aumento reciente de los flujos migratorios —especialmente por el Darién y la ruta de San Andrés hacia Centroamérica— ha impulsado el crecimiento de redes que buscan sacar provecho económico de esta situación. Para grupos como el Clan del Golfo, el Tren de Aragua y el ELN, este negocio se ha convertido en una nueva fuente de ingresos, clave en su estrategia de diversificación para expandir su control y operaciones.
Entender los cambios migratorios y el tráfico de migrantes
A seis meses de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, la migración en la región ha experimentado cambios significativos que podrían intensificarse en los próximos años. En este nuevo escenario, entender las transformaciones y continuidades a nivel local y nacional se vuelve clave para que los distintos actores adapten sus respuestas y estrategias frente al fenómeno migratorio.
La FIP ha insistido en que para comprender a fondo lo que está ocurriendo, se necesitan cifras claras que permitan un seguimiento efectivo de la migración en tránsito. Si bien las autoridades colombianas han buscado alternativas para entender la situación, contar con sistemas de monitoreo más sólidos, constantes y accesibles facilitaría una mejor toma de decisiones y abriría la puerta a una participación más amplia de otros actores.
También es clave mirar de cerca el vínculo entre migración y crimen organizado. Este enfoque no solo ayuda a entender mejor la dinámica migratoria, sino que revela cómo actúan las redes criminales en el país, más allá de los grupos armados y el narcotráfico.
Colombia enfrenta una creciente diversificación de economías ilegales y el fortalecimiento del crimen organizado, lo que vuelve urgente comprender cómo funcionan mercados como el tráfico de migrantes. Si bien el crimen es solo una parte del fenómeno migratorio, analizar estos vínculos permite visibilizar la vulneración de derechos y orientar las acciones del Estado hacia una migración más segura y digna.
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1 / 8 · Lanzamiento del informe FIP, realizado con el apoyo de la Embajada de Canadá en Colombia. -
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