De los 7.7 millones de migrantes que han salido de Venezuela en los últimos años, casi 3 millones le han apostado a construir un proyecto de vida en Colombia. De esa cifra, un 24% se encuentra en el rango de 5 a 17 años y un 29.31% entre los 18 y 29 años.
Esto quiere decir que más de la mitad del total de migrantes venezolanos en Colombia (53%) son jóvenes o lo serán en el futuro próximo, y es desde esta experiencia que debe pensarse su inclusión en nuestro país. Las estrategias para la inclusión no solo requieren especificidad, sino también contemplar los desafíos diferenciales que pueden enfrentar los jóvenes.
Durante 2023 y 2024, la FIP se propuso comprender cuáles son las barreras que enfrentan los jóvenes venezolanos para incorporarse en la sociedad colombiana, los retos que comparten con la generalidad de los migrantes con vocación de permanencia en el país, pero especialmente aquellos que responden a su condición de jóvenes. Estos desafíos aparecen en distintos frentes, especialmente desde tres ambientes distintos: el de seguridad, el socioeconómico y el educativo.
Los jóvenes migran y buscan adaptarse a nuevos entornos, en un momento de vida en el que naturalmente se encuentran identificando las formas de ejercer ciudadanía, que superan el participar en elecciones y trascienden a las distintas formas de hacer parte de la sociedad como individuos.
La investigación realizada por la FIP en el marco del proyecto Migran-Acción, logró identificar 12 barreras para la inclusión de jóvenes migrantes en Colombia, que, si bien no son las únicas, resultan las principales y más urgentes para ser atendidas por las instituciones colombianas. Estas se encuentran disponibles en nuestro informe “Doce barreras para la inclusión de jóvenes migrantes en Colombia”.
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Jóvenes migrantes en Colombia. 12 barreras para la inclusión
En Colombia, generar espacios inclusivos para esta población es una tarea urgente. A través de su estrategia MiGran-Acción, la FIP identifica las principales barreras que enfrentan los jóvenes migrantes y propone acciones clave para fortalecer su inclusión. Ver especial
Un proceso de inclusión difícil
Socioeconomía
De acuerdo con el seguimiento de las instituciones y organizaciones sociales colombianas, cada vez son más los jóvenes migrantes que llegan a Colombia solos o como cabezas de familia, por lo que su proceso de inclusión se desarrolla desde las vulnerabilidades de la juventud, pero con las necesidades de los adultos.
Como jóvenes-adultos requieren regularizarse, ocuparse y generar medios de vida para sostenerse a sí mismos y a sus seres queridos, pues sea solos o en familia, los jóvenes requieren aportar a la economía del hogar. Hay decenas de obstáculos que enfrentan a la hora de encontrar un empleo formal, destacándose barreras como el hecho de ser mujer y migrante, dificultades para acceder a sistemas financiero y acceso a regularización mediante el permiso por protección temporal.
Educación
Como jóvenes, buscan continuar sus estudios y seguirse cualificando en un país que ha avanzado en la normatividad para su inclusión educativa, pero donde aún hay mucho desconocimiento. Frecuentemente, se ven retenidos por la burocracia y las disparidades con su educación de origen. Sumado a esto, se encontró también que la necesidad de trabajar obliga a los jóvenes migrantes a abandonar sus estudios y las mujeres jóvenes embarazadas o madres tienen obstáculos adicionales para estudiar.
Seguridad
Como si lo anterior no fuera suficiente, Colombia resulta ser un escenario retador para construir ciudadanía desde la mirada de los jóvenes. El contexto de seguridad y crimen organizado del país deja a los jóvenes en altísima vulnerabilidad, que va más allá de las dinámicas tradicionales del reclutamiento y logra absorber muchas otras dimensiones de la vida. Para agosto de 2024, el 46,62% de los migrantes se situaban en solo cinco ciudades del país: Bogotá, Medellín, Cúcuta, Barranquilla y Cali, todas ellas con dinámicas complejas de criminalidad organizada, determinantes en la cotidianidad de los barrios y de sus habitantes.
Nuestras recomendaciones
En un momento en el que los países de la región se inclinan cada vez más al cierre de fronteras y a la criminalización de la movilidad humana, Colombia se destaca por haber comprendido su rol en las dinámicas migratorias desde otra esfera, la de la inclusión, y ese es un impulso que no se debe dejar perder. Por ello, dejamos a continuación algunas recomendaciones de política pública para continuar avanzando en esta tarea, pues la migración desde la perspectiva de criminalización y estigmatización no soluciona el fenómeno; pero desde el enfoque de inclusión, se generan oportunidades para las personas y para el país.