La presión para que las empresas avancen en la elaboración de reportes corporativos sobre derechos humanos viene en aumento. Los inversionistas, clientes y otras partes interesadas, no solo esperan que las empresas divulguen información financiera sobre su desempeño, sino también sobre la forma en la que gestionan los derechos humanos en el desarrollo de sus actividades.
En línea con esta tendencia global, Guías Colombia realizó el pasado 7 de septiembre un taller especializado de aprendizaje con el objetivo de fortalecer el conocimiento de los integrantes de la iniciativa sobre el reporte corporativo en derechos humanos. Para cumplir este propósito, se contó con la participación de Lina Camargo, Gerente Regional para Hispanoamérica de la Global Reporting Initiative (GRI), y Claudia Cárdenas, consultora experta en sostenibilidad y reporte.
Los reportes como herramienta de gestión en las organizaciones
En la última década, la práctica de elaborar informes de sostenibilidad se ha expandido rápidamente entre las empresas con operaciones en el país, aunque inicialmente muchas relacionaban lo social y ambiental con un asunto de filantropía y responsabilidad social. En años recientes, los factores ambientales y sociales —entre estos últimos los derechos humanos— han empezado a considerarse factores indispensables para la sostenibilidad y a ser integrados dentro del modelo de negocio.
Esta integración parte de un ejercicio de materialidad que le permite a las empresas identificar cuáles son los asuntos más importantes para ellas y qué es lo que deben gestionar. Después, estos asuntos se traducen en políticas, directrices o estrategias, así como en programas y/o iniciativas que tienen unos objetivos y unas metas claras, además de unos indicadores que permiten su monitoreo y evaluación. En este proceso de integración también es importante que los asuntos materiales cuenten con planes de mejora y que su gestión sea comunicada y auditada.
El reporte de sostenibilidad debe estar alineado con el ejercicio de materialidad, y en él se deben comunicar no solamente los avances, sino también los desafíos e impactos en materia ambiental, social y de DDHH. Los grupos de interés, incluidos los inversionistas, están exigiendo información más rigurosa, detallada y transparente frente al desempeño de las empresas frente a estos asuntos.
Transformaciones en la forma de reportar
Los estándares GRI integran la debida diligencia de DDHH en el proceso de reporte y proporcionan mayor claridad sobre conceptos clave, entre ellos el de impacto, que incluye de manera explícita los efectos de la empresa sobre los DDHH. Desde sus inicios, el marco GRI ha contemplado el reporte de indicadores de derechos humanos y, en sus versiones posteriores, este tema se ha ido fortaleciendo. Hoy, el GRI refleja la tendencia a nivel mundial de una creciente sensibilización de la responsabilidad empresarial frente al respeto por los DDHH.
La más reciente actualización se hizo en el 2021 con el fin de impulsar la realización de un ejercicio consciente en la elaboración de informes sobre DDHH, integrar los procesos de debida diligencia y proporcionar claridad en conceptos claves como impacto, grupos de interés y titulares de derechos. Los estándares universales del GRI son “los primeros y los únicos estándares globales de elaboración de informes que se alinean plenamente con las expectativas de transparencia sobre los impactos de la sostenibilidad en los DDHH”.
Antes, las empresas reportaban el tema de DDHH solamente cuando era un tema material. Con la actualización del estándar GRI, se les exige que informen la forma en la que cumplen con su deber de respetar los DDHH.
Retos sobre la comunicación
Investigaciones a nivel internacional revelan que, si bien el reporte en derechos humanos muestra avances importantes, todavía hay empresas que tienen debilidades en la elaboración de informes que cumplan con los principios de contenidos y calidad del marco GRI-2 y los criterios que otras organizaciones expertas proponen al respecto.
Las empresas están habituadas a comunicar los impactos positivos que generan, lo que evidencia que persiste una brecha en identificar y entender sus riesgos e impactos reales en derechos humanos, y comunicar de manera clara y transparente cómo las acciones que adelantan dan respuesta a los mismos. Así mimo, no hay claridad sobre la severidad de los impactos que generan y tampoco acerca de si sus grupos de interés participan en el proceso de identificación y de definición de las medidas de manejo del impacto.
Durante el taller liderado por la FIP, se destacó el rol que pueden desempeñar las organizaciones de la sociedad civil para agregar valor a la elaboración de informes de sostenibilidad de las empresas —especialmente en el tema de los DDHH—, si tienen un papel activo en hacer que estas rindan cuentas sobre los asuntos sociales relevantes, ayuden a fomentar la innovación colaborativa y se anticipen a nuevas tendencias y retos en sostenibilidad para influir en la estrategia corporativa de las compañías.