FIP Opina / 16 de febrero de 2023 / Tiempo de lectura: 5 min.

Los dilemas de la migración: el caso Necoclí

El represamiento de migrantes en este municipio del Urabá antioqueño revela las dimensiones que está adquiriendo la tragedia de quienes se ven obligados a abandonar su país en busca de un mejor futuro.

Esta columna se publicó el 27 de febrero de 2023 en lasillavacia.com Leer columna original
Migrantes represados en Necoclí a la  espera de pasar el tapón del Darién..
Migrantes represados en Necoclí a la espera de pasar el tapón del Darién.. © Colprensa
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  • Juan Pablo Rangel E.
    Juan Pablo Rangel E. Investigador

Migraciones existen muchas: es distinta la situación de quienes transitan por la región del Darién para cruzar la frontera colombo-panameña rumbo a Norteamérica, el fenómeno de miles de migrantes y refugiados de origen venezolano que llegan al país buscando mejorar sus condiciones de vida, y los migrantes que arriban a las ciudades capitales del país, como nómadas digitales o profesionales especializados, aprovechando las bondades económicas y laborales a las que sus perfiles les permiten acceder.

Cada situación requiere un enfoque de política distinto, que resuelva los problemas que enfrenta la gestión de cada tipo de migración y, además, que responda a las afectaciones que suceden en lugares puntuales donde se concentran sus principales consecuencias.

Ejemplo de ello es lo que ocurre en Necoclí, municipio del Urabá antioqueño cuya importancia en los flujos migratorios hacia los Estados Unidos está en que es uno de los puntos de partida de Colombia hacia la selva del Darién del costado panameño. Antes, el Gobierno colombiano registraba el paso de unos 30.000 migrantes al año por el municipio, principalmente africanos, haitianos y cubanos. Tras la pandemia, sin embargo, se empezó a registrar un aumento en el flujo de migrantes y un represamiento de esta población debido al cierre de fronteras. Esto llevó al municipio a una alerta sanitaria sobre la que la alcaldía municipal empezó a advertir en el 2020, pero que solo fue atendida hasta el segundo semestre del 2021, cuando el número total de personas represadas superó las 22.000. 

Como era de esperarse, en 2022 se presentó una nueva crisis y el número de migrantes transitando hacia el Darién batió el récord histórico. En esta oportunidad, además de las nacionalidades prevalentes en el pasado, la población venezolana empezó a tener un protagonismo especial. Según las cifras del Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos, para septiembre de ese año se reportaba que el 71% de los ingresos irregulares a Panamá a través del Darién eran de personas venezolanas, mientras que para el año anterior representaban solo el 2% del total de personas haciendo ese tránsito. 

En esa coyuntura, la alcaldía de Necoclí hace lo que puede para enfrentar la emergencia. Un esfuerzo titánico para este municipio de sexta categoría que se ha visto obligado a desplegar acciones para atender a miles de personas que durante una o dos semanas, esperan en las playas un cupo en lancha para llegar a Acandí o Capurganá animados por algún aviso de laxitud en las medidas de control fronterizo desde los EEUU. 

La llegada masiva de población flotante tiene efectos inmediatos para Necoclí: las condiciones de seguridad y salubridad en las playas del municipio, los precios de productos de la canasta básica y la consolidación de economías ilícitas alrededor del cruce fronterizo. 
Catalina Arenas-Ortiz Investigadora Asociada de Equilibrium CenDe

Frente a la incidencia de actores ilegales relacionados con el tránsito del Darién, un reciente análisis de la FIP indica que asuntos como la extorsión a los migrantes en tránsito, el control de la seguridad y el control de rutas para el paso fronterizo, son algunas de las actividades delictivas de las que se valen para consolidar su presencia en la región. Eso significa un problema de seguridad que debe ser abordado con concurrencia de actores locales, nacionales y organismos de cooperación regional. 

En octubre de 2022, durante la última emergencia humanitaria registrada en la zona por el represamiento masivo de migrantes, la Gobernación de Antioquia y la Gerencia de Fronteras instalaron un Puesto de Mando Unificado (PMU) para atender la situación. Sin embargo, quizá esos sean paños de agua tibia para contener un problema creciente y previsible en una frontera que ya no es tan impenetrable como se creía, y en la que se demanda presencia estatal para contener las economías criminales relacionadas con el tráfico de personas de forma paralela a las demandas de servicios humanitarios. 

Más que un PMU para brindar asistencia humanitaria cada que las playas de Necoclí están rebosadas, se requieren acciones coordinadas para complejizar los efectos de lo que pasa en la región y sumar esfuerzos de las diferentes instancias para actuar desde un enfoque preventivo de seguridad humana. 

Hacen falta acciones institucionales que se adapten a las condiciones cambiantes de los flujos de personas que transitan de manera irregular en el país. El caso de Necoclí es ejemplo de ello, ya que las necesidades de atención a la población desbordan las capacidades del gobierno municipal. Dependencias como el ministerio de Relaciones Exteriores y Migración Colombia están llamadas a coordinar acciones sostenidas para atender los flujos migratorios en la zona apoyando la acción de las entidades territoriales y de otros actores. 

De forma paralela, el Gobierno Nacional tiene la obligación de establecer una estrategia que responda específicamente a la dinámica de la región, donde la confluencia de actores armados en una geografía de difícil acceso significa un reto de seguridad con efectos en los flujos de personas hacia el norte del continente. Se necesita trascender el enfoque de contener las emergencias humanitarias y desplegar acciones continuadas para una estrategia de gestión fronteriza coordinada desde las capacidades institucionales del Estado colombiano.

La gestión migratoria requiere una lectura fina para entender cómo las coyunturas terminan incentivando diferentes tipos de tránsitos en el país. El anuncio de la eventual derogación del Título 42 por parte del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU, que regula de manera estricta la llegada de migrantes a ese país, así como la reapertura de la frontera entre Colombia y Venezuela, podrían ser variables que incidan en los flujos de movilidad humana en El Darién en el futuro cercano.

Se requiere un seguimiento juicioso a la coyuntura que permita adelantarse a atender los problemas del paso masivo de personas por la frontera, aumentar las capacidades de control y acompañar la gestión local para la migración segura.

Esta columna de opinión fue escrita en colaboración con Catalina Arenas-Ortiz, Investigadora Asociada de Equilibrium CenDe.

 

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