Los colombianos conocen, en una gran mayoría (67%), la política de Paz Total. El 79% dice entenderla y 85% apoyarla. Así lo revela la más reciente medición de la encuesta Polimétrica de Cifras y Conceptos, que incluyó un módulo especial, en alianza con la FIP, sobre está iniciativa que lidera el presidente Gustavo Petro.
“Ese alto entendimiento y aceptación lo asocio con la idea de que, en general, los colombianos siempre hemos preferido la vía negociada y la paz”, dijo María Victoria Llorente, directora de la FIP, durante la presentación de los resultados. “Esa ha sido una constante de las encuestas de los últimos 20 años. Sin quitarle mérito, a que la Paz Total es una política de muy alto reconocimiento”, añadió.
Cuando se indaga quienes son las personas que más la apoyan y cuáles la que menos, el resultado es predecible. El 93% de quienes están de acuerdo con la Paz Total se consideran afines a una ideología de izquierda. “Donde menos apoyo hay es en personas que se identifican con una ideología de derecha, ingresos medios y sin hijos”, explicó Cesar Caballero, director de Cifras y Conceptos.
“Los resultados evidencian que todavía seguimos polarizados frente al asunto de la paz”, dijo Llorente, aunque destacó que sorprende que el nivel de aceptación sea tan alto, siendo una encuesta urbana.
Los colombianos son escépticos frente a la mejora de la seguridad y las condiciones de vida que traerían las negociaciones con los grupos criminales que se propone la Paz Total. Solo el 26% cree que mejorará la seguridad y el 29% que cambiarán las condiciones de vida de las comunidades. Se suma que hay dudas en que el Gobierno logre, realmente, que los grupos armados se sometan a los diálogos de paz. Solo el 18% cree que lo harán. “Los colombianos siguen muy agobiados con los delitos del día a día”, dice Llorente.
Frente a la posibilidad de que haya negociaciones de paz o sometimiento a la justicia, las dos vías que ha propuesto el gobierno para lograr la Paz Total, sobresale que, mayoritariamente, los colombianos prefieren que el Clan del Golfo y las oficinas de narcotráfico se sometan (55 y 59% respectivamente) y que con el ELN se negocie (59%).
“Así los grupos armados hagan todo lo posible para no distinguirse entre cuáles son más políticos y menos criminales, hay cierta claridad sobre el camino que hay que abordar. Mientras más se baja en la escala de la criminalidad, la gente tiene claro que la vía es el sometimiento”, dijo Llorente.
La gran fractura de los colombianos urbanos es sobre qué hacer con las disidencias. Están divididos en mitades: 43% dice que la vía es la negociación, y 49% el sometimiento. “Esto puede estar reflejando la confusión que ha dejado ver el mismo Gobierno. La ley de Orden Público que recién aprobó el Congreso es ambigua sobre el camino que habría que tomar”, puntualizó la directora de la FIP.